Este libro es un empezar y no parar, engancha mil. Cuando estoy en plan brrrrrr... sólo con leer un par de frases te recarga de manera inimaginable. Es real, sucede, Jehová está ahí, y lo ves. La gente se lo pierde, no tiene ni idea. Sólo para nuestros ojos. Me encantan las fotografías, están llenas de vida y detalles. Y en los totales hay unas comparaciones increíbles: somos más que la población de Suiza, se bautizan 30 por hora, se forman 6 congregaciones por día, y se dedicaron 199.486 años a predicar. Entre los datos totales y las experiencias que cuentan los hermanos te sientes invencible. Me quedo con la de "Usted me ha obligado a inclinar la cabeza ante la estatua, pero nunca inclinará mi corazón". Jaque mate. Y todavía me quedan más de 100 páginas de piel de gallina.
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